El placer de una sonrisa

¿Sabéis cuando sonreís y sentís que en el pecho de enfrente se enciende un farolillo a lo "gusiluz"? Es el delicioso placer de tu sonrisa. Es como cuando te dan un "Halls" de eucalipto y sientes que se te eriza algo por dentro, pero en plan bien, una explosión de buen rollo.

Científicamente de andar por casa puedes comprobar lo que sucede en tu sistema, y en los de tu alrededor, cuando sonríes. Es como generar una honda expansiva de amor del bueno a kilometros a la redonda. Vaya, como si propagaras un chute de felicidad viral a lo bestia.

Pruébalo conmigo, venga, dale. Primero sonríe para dentro, como a tus tripas, ahí, diciéndole, por ejemplo, a tu hígado ¡cómo me flipa tu gestión de las emociones! Luego sonríe a tus piernas y diles: ¡qué lejos que me lleváis a veces! Y continúa siendo consciente del pedazo de regalo que llevas puesto. Cuando llegues a tu cara, ve poco a poco separando las comisuras de tus labios hacia tus orejas, eso es, no pasa nada si asoman "paluegos" entre tus paletas, tú sigue....siente lo que pasa en tus ojos, cómo tu respiración cambia...¡eres una máquina lo haces genial! Ahora disfruta de tu sonrisa, como de ese pedazo de chocolate después de comer o como ese sabor a placer después de hacer el amor...¡gózalo! 
Y ahora contesta a tu compañero/a de trabajo desde esta felicidad y cuéntame a ver qué pasa 

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