Sostenida por la red
La red siempre está ahí, solo que
a veces el vacío está tan impactado en tu retina que no ves más allá. Pero la
red está. No como tú la hubieras tejido. No del color que tu la habrías
pintado. Pero está. Y tiene la fuerza suficiente para amortiguar la caída e
impulsarte de nuevo para que, como un insecto desesperado, muevas brazos y
piernas para agarrarte a algo.
Mi red está. A mi víctima puede
que le fastidie admitirlo, pero ella sabe que es así. No importa lo lejos que
quiera saltar, ni desde dónde lo haga, siempre hay un tejido dispuesto a
sostenerme.
Gracias
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